"En su opinión, ¿su madre (Susana Higuchi) mintió (sobre la denuncia de tortura)?", le preguntó "El Comercio" a Keiko Fujimori.
"No ponga palabras en mi boca, por favor", respondió la candidata por Fuerza Popular.
"¿Pero sucedió la tortura?", le reiteraron la interrogante.
"No sucedió", contestó, categórica, la aspirante presidencial.
Sin embargo, Susana Higuchi Miyagawa no se ha retractado de los testimonios que rindió en tres ocasiones ante dos comisiones investigadoras del Congreso, en las que detalló las agresiones que sufrió por parte del expresidente Alberto Fujimori.
Como puede apreciarse en la transcripción oficial de las declaraciones de Higuchi, también se refirió al secuestro y encierro en el sótano del Servicio de Inteligencia del Ejército (SIE), adonde se había mudado con su entonces esposo y sus hijos, y a otros episodios relacionados con intentos de eliminación.
Las autoridades judiciales pidieron a la Corte Suprema de Chile extraditar a Fujimori por el caso de Susana Higuchi, pero los magistrados sureños desestimaron el requerimiento, lo que no significa que el expediente ha sido archivado y mucho menos implica que el ex jefe del Estado ha sido declarado inocente, como lo ha precisado el exprocurador anticorrupción Yván Montoya, que estuvo a cargo del caso.
Pero la candidata Keiko Fujimori persiste en la versión falsa de que el caso ha sido archivado. Y añade que el caso de las torturas de las que fue víctima su madre Susana Higuchi, es una "leyenda", como le dijo en una entrevista al periodista Nicolás Lúcar.
Los contundentes testimonios de Higuchi ante el Congreso cuestionan el negacionismo de la aspirante a la Presidencia.
Día1 (29 de octubre 2001) “Entre diez personas me llevaron al sótano (del SIE)”
¿Usted nos puede hacer referencia (...) (sobre las) amenazas de muerte y, específicamente, cómo fueron los casos de tortura?
Sí, presidente. Sufrí tortura con electroshock en dos oportunidades: una en el año 1992 y otra en el año 2000. El electroshock fue luego de la denuncia de la ropa donada, luego del autogolpe, y dentro de esos cuatro meses que me mantuvieron encerrada en el Pentagonito (Cuartel General del Ejército), en el Servicio de Inteligencia del Ejército (SIE), me torturaron con electroshock. Todavía pueden ser visibles ciertas huellas de quemadura hasta en la cara y en todo el cuerpo.
¿Eso fue después del autogolpe, más o menos en mayo, junio, o julio del 92?
Quizás mayo del 92. Y la otra fue específicamente el domingo 4 de junio del año 2000, en la UCI (Unidad de Cuidados Intensivos) del Hospital Loayza, cuando ya era congresista electa, mas no congresista juramentada. Además, en muchísimas oportunidades y de distinta índole. (...) Por ejemplo, en varias oportunidades me han intentado secuestrar y una de ellas estuvo comandada por el ahora héroe nacional, coronel Valer. Obviamente que él recibía órdenes, me imagino.
Y en el momento en el que le aplicaban a usted estas descargas eléctricas, ¿le gritaban algo, le decían algo? ¿Qué escuchaba usted, ya que no veía nada?
No recuerdo, señor, tantas cosas.
¿Usted lo que recuerda es el dolor del momento, la sensación del momento?
Sí, señor.
¿Cuánto cree que habrá durado ese acto de tortura?
Mientras que me amarraban como Túpac Amaru, hasta que me torturaban y luego me ponían electroshock, no sé. Pero en el Pentagonito fue más o menos dos horas o tres horas.(...)
¿Cómo fue que le aplicaron estos electroshocks? ¿A usted la condujeron a determinado lugar en el Pentagonito (Cuartel General del Ejército)? Digamos, ¿previamente la narcotizaron, la cargaron, la empujaron a viva fuerza? (...)
Sí, presidente. Entre 10 personas encapuchadas y con anteojos infrarrojos.
¿Violentamente la llevaron?
Con violencia me llevaron a un sótano (del Servicio de Inteligencia del Ejército, SIE), donde no se podía percibir un ápice de luz y, obviamente, con esos lentes ellos veían más claro en la oscuridad. Yo los pude ver solamente antes de entrar, estaban encapuchados y con los lentes sobre la cabeza y luego adentro ellos se pusieron los lentes, veían, y yo no veía nada. Una tortura, hasta que caí desmayada. Cuando me desperté no sabía dónde estaba.
Día2 (7 de noviembre 2001) “El mismo Alberto Fujimori echó (el veneno) Paratión”
¿Usted ha sufrido varios intentos de asesinato?
Efectivamente, una vez, y lo dije en el programa El Francotirador el año pasado (2000), donde se me habló del Paratión. Efectivamente él, el mismo (Alberto) Fujimori de manera personal echó Paratión –que creo que es 10 o 100 veces más potente que el Folidol y puro– en los aires acondicionados de la alcoba presidencial que mide más o menos un metro por 70 centímetros, y en dos máquinas de aire acondicionado, previo chequeo de que yo estaba bien dormida. Y no era así. Yo me hice la dormida porque estaba leyendo (la revista) "Selecciones". Y testigos de ello son Sara Concepción Rengifo García, mi secretaria, quien habiendo terminado Enfermería, me dijo que me tomara dos litros de leche y qué sé yo ...
O sea, ¿usted llegó a respirar de todas maneras el veneno?
Sí.
¿Y se sintió mal?
Náuseas, no podía respirar. ¿Por qué? Porque cuando yo intentaba salir retornó Fujimori, retorna para llevarse... Se había olvidado los envases (del veneno) en la habitación adyacente y nuevamente me tuve que meter en la cama y seguir respirando ese... ¡Dios mío! (Se conmueve). Otras testigos son Rosa Barrera y Teresa Guima...
Interviene la congresista Dora Núñez Dávila y formula las siguientes preguntas.
¿Quiere decir que al decir retorna y al verlo tú a Alberto Fujimori tanto temor, tanto miedo le tenías que te metiste a la cama porque lo viste?
No, era una estrategia. Yo ya tenía un pañuelo mojado tapándome.
¿ O es que le tenías demasiado miedo como para que te haga algo, te agreda físicamente?, no sé ...
Efectivamente, sí. ¿Por qué? Porque en una anterior oportunidad, y ante las mismas testigos, Rosa Barrera de Milla y Teresa Guima y la finada Nelly Maldonado Harris de Gamarra, me trató de agredir con un machete (...), un machete el doble de esto, una hoja doble. (Fue) antes de entrar al desayuno y en una actitud así y con una cara endiablada... Tuve que gritar todos los nombres de mis amigas (a las que mencionó anteriormente) quienes vinieron corriendo. Y entonces, con un machete (...), más que el doble que este, se puso a embadurnar su mantequilla en su pan.
¿Quién lo hizo?
El mismo Fujimori.
O sea, el que agarró el machete para quererte matar, ¿era Fujimori?
Así es, antes de tomar desayuno. (..) Ya narré la vez pasada lo de las comidas envenenadas, una me produjo una úlcera. (...) (También) me daba medicamentos y los hice examinar. Estaban adulterados.
Día3 (26 de febrero de 2002) “Eran ocho personas y me golpearon de frente al cuerpo”
¿Es cierto que fue trasladada a un sótano del Servicio de Inteligencia del Ejército (SIE) ¿Qué es lo que puede decirnos?
Efectivamente, luego de que estuviera en el departamento que nos asignaron en un segundo piso de un edificio del SIE, en el Cuartel General del Ejército, en San Borja, entre 8 personas aproximadamente se me acercaron y empezaron a torturarme hasta que prácticamente quedé inconsciente.
¿Dónde estaba, en qué ambiente se encontraba esa suerte de departamento donde vivía con sus hijos y con Fujimori?
En el comedor, en el comedor.
¿En el comedor estaba usted sola? ¿Qué año era más o menos?
Fue a fines de mayo y comienzos de abril de 1992, y Fujimori acostumbraba a salir sobre todo los sábados y domingos con mis hijos a alguna provincia. (...)
¿Se mudaron todos los niños? ¿Toda la familia?
Toda la familia, toda la familia.
Ya estando instalados allí, ¿recuerda que fueron a sacarla, una mañana, una tarde?
Aproximadamente a las 6 de la tarde.
Entraron ¿cuántas personas?
Aproximadamente 8 personas de buena musculatura y buena talla.
¿De civil?
De civil, pero con corte de pelo estilo militar.
¿Y le hicieron gritos, le insultaron o solamente la golpearon?
De frente al cuerpo.
¿Le empujaron, la hicieron desmayar?
No, me empezaron a golpear primero hasta que por último me desmayé.
¿Y de ahí qué recuerda?
Recuerdo algo que cuando recuperé el sentido más o menos aturdida, por cierto, pero recuerdo que me vendaron y me encapucharon, me subieron a una camioneta 4 por 4 en la parte posterior y parece que me inyectaron algo y no recuerdo más. (...)
¿Cuando usted se despierta usted no se sentía bien?
Así es, pero apenas veían eso llamaban al enfermero a gritos y me ponían otra dosis.
¿Usted estaba vendada?
Vendada.
¿Vendada los ojos, amarrada, esposada las manos?
Esposada las manos hacia adelante. (...)
¿Era una celda?
No sé si celda o sótano, pero sí sentía rejas, rejas, rejas. (...)
¿Se acuerda que se volvió a despertar y estaba usted en una camioneta?
No, no, no. Recuerdo haber comido, haber hecho mis necesidades en el piso y nuevamente a dormir en el piso en posición fetal o fatal no sé.
Echada en el piso, porque no se podía mover. O sea, la tenían como...
Como estaba esposada, obviamente, y con frío; no tenía que arrastrarme porque los pies sí los tenía sueltos.
¿Cómo fueron los golpes? ¿cómo fueron producidas las heridas? ¿no o sí? ¿Se acuerda?
Los primeros golpes, obviamente, sí.
¿Patadas?
Y puñetazos por todos lados. (...)
¿Le llega a decir a Fujimori lo que ha pasado?
Obviamente, como marido y mujer, sí, le cuento. Y me dice: "Son las quemaduras que te han hecho hace años atrás". Pero, le dije: "No, son en distintos sitios. No, son las mismas quemaduras".
¿Y le muestra las heridas de la cabeza?
Sí, y él me dijo: "Son las mismas quemaduras", y salió.
¿Y no le dice que la habían golpeado los hombres?
También le dije: "Estás soñando", me dijo.
Escribe: Lupe Muñoz -La Republica
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