Una mujer escapó de las garras del tráfico de personas, reveló que pasó cuatro años obligada a tener sexo 30 veces al día. La víctima contó su historia al Congreso de EE.UU. y al Papa Francisco con la finalidad de promover cambios en la legislación.
Se trata de Karla Jacinto, quien según sus propios cálculos, fue violada 43 mil 200 veces después de caer en las manos de traficantes de personas.
La mujer afirma que tenía que soportar hasta 30 hombres por día, los siete días de la semana, durante gran parte de cuatro años.
Su historia destaca la realidad del tráfico de personas en México y Estados Unidos, que le ha destruido la vida a decenas de miles de niñas mexicanas como Karla.
Según CNN, El tráfico de personas se ha vuelto un comercio tan lucrativo y frecuente, que no conoce fronteras y une pueblos en el centro de México con ciudades como Atlanta y Nueva York.
Funcionarios de Estados Unidos y México señalan a un pueblo del centro de México que por años ha sido la mayor fuente de bandas de tráfico de humanos y un lugar donde las víctimas son tomadas antes de finalmente forzarlas a la prostitución. Este pueblo se llama Tenancingo.
Aunque tiene una población de alrededor de 13.000 habitantes, Susan Coppedge, Embajadora Especial para el Combate de Tráfico Humano del Departamento de Estado de Estados Unidos, dice que tiene una enorme reputación cuando se trata de prostitución y proxenetismo.
"Eso es lo que hace el pueblo. Esa es su industria", dice Coppedge. Y en algunas comunidades rurales más pequeñas, las chicas no tienen idea de que el pueblo tiene esta reputación, así que no sospechan de los hombres que llegan de allí. Ellas creen que tienen un gran futuro con esta persona. Ellas creen que las aman y es la misma historia de reclutamiento todas las veces", refiere.
Karla dijo que ella fue abusada desde que tiene memoria y que se sentía rechazada por su madre. Cuando tenía 12 años, se convirtió en objetivo de un traficante que la atrajo usando palabras amables y un auto rápido.
Ella dijo que estaba esperando a algunos amigos cerca de la estación del metro en la Ciudad de México, cuando un pequeño niño que vendía dulces se acercó a ella y le dijo que alguien le estaba enviando un trozo de caramelo como regalo.
Luego, un hombre de mayor edad le empezó a hablar y le dijo que era vendedor de autos usados.
La incomodidad inicial desapareció en cuanto el hombre le empezó a decir que él también había sido abusado cuando era niño. También era muy afectuoso y bastante caballeroso, dice ella.
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