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jueves, 5 de noviembre de 2015

Bruno Seminario: "Desigualdad regional en Perú es reciente: se triplicó en la era moderna” (Parte III)


​Bruno Seminario ya explicó dos asuntos esenciales sobre su libro “El desarrollo de la economía peruana en la era moderna”, publicado por el Fondo Editorial de la Universidad del Pacífico: la importancia de haber reconstruido una serie estadística de 300 años de PBI –la más larga del Perú y del continente americano– y la confirmación de​ los ciclos económicos desde la época colonial hasta nuestros tiempos​, algo que estaba cuestionamiento. 
En este video, el economista del Centro de Investigación de la Universidad del Pacífico (CIUP) se centra en las “eras de la historia peruana”. Estas duran aproximadamente 150 años, pues reúnen varios ciclos económicos que, como sabemos, se prolongan en promedio 55 años (35 de crecimiento y 20 de depresión). Lo importante de estos lapsos de tiempo más amplios es la preponderancia de la variable demográfica. Por eso es necesario apuntar que Seminario también ha estimado y/o reconstruido la población del Perú moderno (extrapolando el territorio tal cual ahora lo conocemos) para el periodo 1520-2012, la más extensa del país y probablemente una de las más extensas a nivel mundial.  

Seminario establece tres eras históricas. La “era de Toledo” (1569-1718), caracterizada por una tendencia descendente del PBI, arrastrado por la caída de la población. En ese periodo, la productividad y el PBI per cápita se tornan casi estáticos. Todo lo contrario sucede durante la “era borbónica” (1719-1860): los indicadores se disparan y la economía se multiplica casi cinco veces. Esta misma tendencia se refuerza en la “era moderna” (1860-a la fecha), pero el aporte de la población en la producción es menor y el de la productividad mayor. 
Sin embargo, Seminario da cuenta que esta explosión demográfica de la era moderna ya está acabando. Lo que se avista es un fuerte descenso poblacional que tendrá un quiebre dentro de unos veinte años. Pese a esta evidencia, el Perú luce como quien no sabe nada. Un cambio de este tipo implica el deterioro de industrias ligadas a la demografía, pues ya no habrá muchos niños y jóvenes en el país. Según el investigador, este contexto obliga a darle un sentido diferente a la inversión pública. Sin embargo, lamentablemente “se sigue actuando como si estuviéramos en el Siglo XIX, cuando la población crecía”.
Desigualdad regional
No se trata de invertir por invertir. La priorización de las políticas públicas puede repotenciar una región como también puede deprimirla. En la obra monumental de Seminario​ (1,300 páginas) se demuestra que, a lo largo de la historia, el sur del país fue desplazado de la dinámica de crecimiento, entre otros factores, por la ejecución de obras de transporte favorables para el norte. Un ejemplo de ello es la construcción de la Panamericana Norte, que tuvo un impacto significativo en el desarrollo de esa zona. En cambio, el sur recién ha encontrado en la Interoceánica una oportunidad similar. Claro que la demografía también juega un papel fundamental, porque las migraciones a la capital desde 1920 también debilitaron al sur, lo que explica que hoy la mayor pobreza y el menor PBI per cápita esté concentrado allí. 
Por consiguiente, la desigualdad en el país no tiene un origen colonial como claman muchas teorías, dice Seminario. Más bien se ha triplicado en la era moderna. En sus palabras: “Gran parte de la desigualdad es una creación de la forma cómo se ejecutaron y priorizaron las inversiones estatales, y por no entender que ello tiene consecuencias de largo plazo, no durante los cinco años [que dura un gobierno]”. En el libro, se lee una afirmación sorprendente sobre el coeficiente de Gini, utilizado para medir la desigualdad, donde 0 y 1 son los valores máximos de igualdad e inequidad: "El valor de dicho coeficiente para el Perú el año 1876 habría sido de 0.6, muy similar al valor actual. Lo cual implicaría que en aproximadamente 138 años no se habría avanzado mucho en términos de equidad".
Por esta razón, el investigador concluye que la política no ha tenido mayor importancia en el crecimiento económico: el contexto externo y el aumento demográfico han sido los catalizadores. Y cuando los gobiernos han tenido la oportunidad, no han afrontado los desafíos como se debe a falta de planes a largo plazo. "Lo único que hacen es limitarse a reaccionar ante realidades consumadas y, por lo tanto, lo que hace uno, lo cambia otro. Así, en el largo plazo la política se deshace".  

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